01 de març 2013

El fin de las cabañas de Argelaguer

El Ayuntamiento ha ordenado la demolición de su pintoresco parque por la masificación que ha sufrido

Girona | 28/02/2013 - 03:31h 
Girona Corresponsal de la Vanguardia

El fin de las cabañas de Argelaguer


El fin de las cabañas de Argelaguer

 
 Josep Pujiula, en el parque que él mismo creó en Argelaguer LV / Inma Sainz de Baranda


Los laberintos, las torres, las pasarelas y las cabañas de Argelaguer tienen los días contados. El Ayuntamiento ha ordenado la demolición definitiva de este pintoresco parque, ubicado en la comarca de la Garrotxa y construido por hobby desde hace más de 45 años por Josep Pujiula, un vecino de la localidad de Montagut. El motivo es que el complejo ha muerto de éxito. En los últimos meses, la alta concentración de visitantes, tanto de niños como de adultos, ha puesto de manifiesto el riesgo que supone su estructura, hecha a base de materiales como ramas y maderas sujetadas con clavos o alambres.

A pesar de la proyección turística que supone para el municipio, "la seguridad de las personas está en peligro" por lo que el Ayuntamiento ha advertido a su creador, más conocido como el Garrell, que tiene que derribarlo de manera inmediata.

"En caso de incendio es una trampa mortal. Además, difícilmente cumpliría los requisitos necesarios para que pudiera aprobarse un proyecto o se pudieran aplicar medidas de seguridad homologadas. Una de las torres cayó por el viento. No queremos jugárnosla más porque sería responsabilidad de todos. También se producen robos en los coches que hay aparcados. La única solución es desmantelarlo", explica el alcalde, Josep Dorca, quien destaca que "los problemas han surgido por la masificación".

Situado en el barranco del Rec de la Font de Can Sis Rals, el Garrell tiene tiempo hasta mediados de marzo para ir quemando su obra. Este tornero jubilado, quien confiesa sentirse un artista frustrado, no es la primera vez que lo destruye. Hace unos años cuando una pandilla de vándalos le propinó una paliza dentro del mismo parque pensó que lo mejor era quitarlo todo y lo quemó. Más tarde, volvió a levantarlo y a ampliarlo con puentes sobre los árboles y siete torres (algunas de más de 20 metros de altura). A causa del desdoblamiento de la N-260 entre Sant Jaume de Llierca y Besalú tuvo que demolerlo otra vez. El artista, sin embargo, lo alzó de nuevo utilizando cimientos y materiales como piedras de río. El resultado fue la creación de un ambiente mágico con pequeñas esculturas de piedra, cavidades y escalones de bordes redondeados por donde discurre el agua de la acequia. "Nunca ha habido ningún accidente", dice el artista.

Hasta hoy este parque salvaje, decorado sin orden ni sentido con máscaras, cráneos de animales y materiales reciclables, ha sido un punto de atracción de turistas de todo el mundo.

Con la ayuda de un martillo, unas tenazas, una sierra y sus manos, las creaciones de el Garrell han sido incluso detalladas en una publicación de la University Press of Mississippi and San José State University, en Estados Unidos, como una de las cuatro formas de tradición en la España contemporánea, junto con la cerámica, los gigantes y cabezudos y los correfocs. Los vecinos de Argelaguer lamentan la pérdida que supone su desmantelamiento. "Es una lástima porque los visitantes aprovechan para pasear, hacer turismo en el pueblo y comer en el bar", afirma uno de los trabajadores del bar Can Xac, Pere Bosch. "Las autoridades deberían repensárselo. Los padres ya nos encargamos de vigilar a los niños, que se lo pasan bien jugando en este parque tan singular", concluye una turista madrileña.

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